La impresora puede ser tu mano derecha en ciertos asuntos del trabajo. Por ello es necesario dirigir nuestras prácticas a hacer que dure el mayor tiempo posible. Hoy te enseñamos cómo cuidar tu impresora para generar con ella una relación a largo plazo. Síguelos con meticulosidad y te ahorrarás la compra de un equipo nuevo.
Pasos de cómo cuidar tu impresora
Ubicarla lejos de fuentes de calor: las fuentes de calor suelen resecar la tinta. De modo que la impresora nunca debería esta ubicada en la línea del aire acondicionado o cerca de calefactores.
Dejar libres sus canales de ventilación: para asegurarnos de este tip acerca de cómo cuidar tu impresora, lo mejor es asegurarse de no apoyar nada sobre ella y dejar libre su parte posterior. La ventilación es un proceso que la ayuda a perder temperatura, por lo que sus canales deben estar siempre desobstruidos.
Limpieza: si bien la impresora debe mantenerse libre de polvo en su superficie y en la bandeja, jamás deberemos tocarla por dentro. La limpieza interna de la impresora es llevada a cabo por un profesional que se dedica a la reparación y a la limpieza de impresoras. Si nos aventuramos a hacerlo nosotros, nos arriesgamos a dañarla de forma irreparable.
Consumibles originales: cuando debas reponer cartuchos u otras piezas, elige siempre los originales. Los riesgos de los consumibles no originales se pagan más caro que lo que ahorras por elegirlos.
Consejos diarios para el cuidado de tu impresora
Cubrirla: mientras no la estemos usando, es recomendable mantenerla cubierta con un cobertor especial para impresoras. Es muy importante retirarlo ates de encenderla, ya que sería muy peligroso que se recalentara con el cobertor encima.
Airear el papel: el atasco de papel es una de las causas de rotura interna de las impresoras. Cuando esto sucede, hay que retirarlo traccionándolo hacia atrás, lo que es muy riesgoso y puede hacer que la impresora se rompa. Evitar esto es muy sencillo, solo hay que airear el papel antes de cada impresión. La humedad ambiental puede hacer que el papel se pegue entre sí, de modo que conviene airearlo todos los días.
Imprimir: la mejor forma de que no se obstruyan sus mecanismos internos y de que no se seque la tinta, es ponerla en funcionamiento al menos dos veces por semana.